Hojas de luna.

 Quiero comprobar que todo tiene sentido,  el tránsito de mis deseos colgado en la jerarquía de los olvidos,  un bulevar de sensaciones mezcladas a la sombra del poema,  las ausencias definidas que me brindan su síntesis y como audaces esquemas presentan sus tercios en los mares incierto.  La apoteosis de mi espera blandiendo las alas del mañana,  como un sujeto pasivo que se apodera del alma,  ese trance divergente que espera en mi mañana,  un suspiro de alguien que entorna  los verdes manzana que como lividos desafios me cobijan y me llaman.  Quiero comprobar  las verdades tras los labios  que desfloran las cuentas de los enardecido rosarios,  tal vez nadie comprenda  que en mis palimpsestos  siempre se mira de soslayo.  📷Ichiro Tsurata.

  Te he visto en lo que somos, una trampa de rencor en el aljibe de la bondad. En el borde de nuestros sentidos donde habita el vencedor que no doblega en el crepúsculo, juegan en pandemia las fugaces estrellas que piden su necesidad. Mutilar la palabra que vibra en el pecho en pos de la ausencia y morir en la condición hace sangrar la llaga de la vida. Pudrirnos en el tiempo mamando los silencios como relojes de arena que se vacían en el espacio troquelado donde solo pretendemos mirarnos. Tú y yo esa tristeza de los intereses el silencio de los versos las circunstancias y la maldita euforia de vencer, empaparnos de todas las razones sin ofrecer cobijo al grito de los corazones. Y en el fondo la clemencia oteando el horizonte, el horizonte de las incógnitas donde solo nosotros conocemos el olvido y forjamos la palabra. 📷Claudia Barbu.

  Creo verdaderamente que soy la nota discordante de este firmamento incierto donde suena vuestro concierto, quizás sigo en el fondo atestiguando quimeras que descansan a la sombra o debajo de la alfombra donde solo se guarda lo que sobra y estorba. Dibujo la soledad útil y endulzada de los que nunca aparentan nada y ciñen la tentación del riesgo entre palabras entusiasmadas, vomito la ebriedad de los anzuelos que se lanzan entre derrames de consuelo donde lloran los imperfectos verbos ardiendo entre carros de fuego. Me embelesan los mensajes volátiles que se desvanecen en la lengua camino de la tregua que le cede alas de intención y como lluvia de agua negra que en la noche de los presagios cantan sus adagios, caen sobre mi mente para disolverse lentamente mientras deduzco su solución. Sigo proscrito, en la bruma del tiempo perseguido por los juicios a mi dicción de sentimientos, quizás, sea el traidor que delata los reflejos que escondidos en el puño de un latido se agazapan escondie

 Fue un instante sin predicado  al sur del bulevar de los instintos,  nos cruzamos en el último peldaño  de la torpe gravedad  y como dos sumisos veleros  nos dejamos empujar por el aire del incierto azar.  Tú querías la prioridad  de todos los instantes,  hacerte con el monopolio de los deseos y subastarlos en los mercados de mi tiempo, con el ímpetu de las flores perfumando los estamentos  dibujabas efectos reales en aquel nuestro firmamento,  yo Poseidón de los mares contenía los exceso imperfectos distrayendo los impulsos  de nuestras sangres  y en los orígenes del cuento masticaba cada momento. Tú perfilabas los contornos entre diluvios de ansiedad  tratando de alcanzar los tributos de la mismísima deidad,  yo comulgaba los elixires en las pozas de tu paraíso carnal con la gloria postrada en la placidez terrenal.  Fuimos creyendo en lo verdadero,  en los epígrafes  de nuestro sendero,  como dos aves nómadas en su vuelo alcanzamos los hitos del cielo,  hicimos de nuestros cuerpos p

 Ahora el exceso es mi poesía un pulso prohibido en tu nombre, el zumbido es la estación de tu nomenclatura donde tus libélulas tensan ese aquelarre que provocas a mi verso. Desnuda, mi lengua estremece adverbios a la partitura de tu  sagrada humedad. La piedad de tus ojos con racimos de amor que consolidan este desnudo que embellecen las palabras, tú y yo y un génesis incontenible que estructura sus raíces mientras hacemos maleables las estatuas de amor que olvidadas estaban en nuestro interior. 📷Joseph Más.

 Incluso cuando espero siento la duda perenne asirse a las realidades,  es una sorpresa incontrolable,  probablemente son los trozos sin digerir de un espacio que nadie entiende y que cose las retorcidas tesis de mi subconsciente.  Me pierdo en la dificultad  de los acontecimientos,  dejándome aliviar  por cada cápsula que traga mi lógica del entender,  entender en las travesías  de los discursos ajenos cuando rompen las nadas impolutas que con firmeza arraigaron en mí siempre,  tertulias interminablemente,  solitarias,  en pasillos mojados de silencios,  temerosos vacíos y clandestinos atajos que furtivos se hacen temerosos en la humildad generosa de los que me logran entender.  A veces…  siempre el maldito a veces…  que como un aleatorio constante marida las leyes de un tiempo que intenta ganar su sustancia arrebatando futuro aún presente marginal e inconcluso macerándose en la posibilidad,  a veces,  incluso cuando espero tengo la sensación  de faltar donde a mí, me esperan o en una

   Hay una tilde acentuando tus dotes de mujer, un enigma claro que protege los lindes de tu imperio, en tu verbo, se revela el color de los adjetivos casuales que te suministra esa espontánea deidad que solo tú ofreces a los que quieren alcanzar tu imperio.