Nutrir tú piel.
Tocar es un verbo con desvelo,
palpar es una quebrada ansiedad
qué terca permanece en mi mente,
tu anatomía
un regalo sin origen,
suave sueño que avanza en la poesía
de este lapso verdugo de mi ardor.
Y ahora,
el verso espera
seguir tu inercia,
madurar en esta cárcel de paciencia
y nutrir tu piel.
Correr el riesgo vale la pena,
por eso arriesgo en el verso
que se me va de las manos
y se empapa de lluvia
sin quedarse un rato,
nunca fue fácil
creer en la lluvia
que moja tu tarde
y empapa la caricia
que nunca podre darte.
¿A dónde vas con tu aroma a petricor?
con tus instantes empapados,
con tus momentos lanzados
al destino que está por venir,
es de valientes reír
cuando el corazón
se empeña en sufrir
y colgarse de la historia
sin saber su fin.
Los ojos siguen su marcha
cuando quieren
en el sueño viajar,
advierten su música
sin atreverse a naufragar,
en este mar de locas corcheas
que siempre suenan sin parar,
los oyes, los oyes
como a la lluvia…
ya nada los puede parar.
Imagen: ©Mandy Tsung
El verso tiene su propia anatomía, pero siempre pensando en ti.
ResponderEliminarBello, siempre
Besos
El, verbo hecho poema, así podría decirse que hoy nos dejas con ese tocar , que es mucho más, es sentir, desear, provocar,y amar.
ResponderEliminarTe felicito, un abrazo.
Tu anatomía un regalo sin origen...
ResponderEliminaren un verso acaricias y así pincelas con tu sentir con todo el poema..
más allá de lo terrenal
el mas profundo sentimiento,
como digo en mi perfil... solo se trata de sentir.
La canción lo dice todo, suena de fondo...
Besos , muy feliz día y siempre es un lujo leerte, hacernos parte de ti.
Verbo que se hace poesía, alimentando la piel el corazón y el alma. Grandioso poema. Beso
ResponderEliminarHola amigo, no te había leído este poema, me alegro poder otra ver entrar a tu blog, sabes que lo prefiero.
ResponderEliminarEsta poesía es una mezcla de esperanza con desesperanza, muy típico de cuando alguien nos gusta pero vemos lejano, aunque quizás no lo está tanto. El juego de la seducción es impredecible, es misterioso, a veces nos succiona a un abismo y otras nos eleva a las nubes. Y nunca sabemos cuál es el límite para decir basta, y a veces nos alejamos, pero nuestro corazón sigue latiendo y nos sigue enviando mensajes.
Me agradó mucho leerte otra vez, aquí en tu querido espacio. Te mando un fuerte abrazo.
Paty