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Silencias esta ebriedad.

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 Silencias esta ebriedad que nace inoportuna cuando busco esa abstinencia forzada de ti.   Desordeno mi amnesia de ti cruel derrota del desamor. Surco de cordura que lento te propone inercias que no llegan y aloca tu pensamiento en el aire del tiempo, saboreas la palabra como un epígrafe que enuncia la distancia sabiendo que se extingue una y otra vez la vigilia de tu latente ansiedad, hay un filo supremo que a quema ropa te fecunda cuando tersas el fervor de mi dulzura y te entregas al secreto que va naciendo en ti.   Inoculado pensamiento, preso y sostenido en el clavel de tu deseo, se supura el perfume con la frescura que te hace cautiva de este arcano fuego que ceñido al verso evoca tu universo.   Silencias esta ebriedad que toca tu sed en el íntimo latir de tu presagio sostenido, desnuda abrazas las manos del verso verdugo que encandila las venas de tu pecho y firmas confundida el secreto que sostiene mi sello. Imagen: Francine Van Hove

Crepúsculo tardio.

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  Crepúsculo tardío que me trajo tu viento, silabas quebradas en el seno del tiempo, atardecida la esperanza tu verso me usurpa el pensamiento.    Que nadie toque tu palabra si la vida se sucede en tu centro, que tu huella encaja en lo perfecto y consume tu tibieza lo imperfecto, que nadie toque tu verso que lleva la avidez de tu esencia y el sueño del amor en su cimiento.    Déjame tu verso en la vigilia de su fragmento, dame la estirpe de tu voz, soplo de luz perfumado en la noche de tu vuelo, déjame devorar los intervalos de tu criatura, que ya soy esclavo de la tribu que desnuda tu palabra y en el ramillete de tu sueño revivo hincado los ambages del universo en que te hayas.   Crepúsculo tardío que me trajo tu viento verso encendido de tu voz concebida, callan tus labios el secreto que guarda el valor de tu vida, frente a la batalla que te sirven los días, mis ojos hundidos en el desvelo de tu poesía adverbios de tu latido que yo, sigo vivo en tu verso colgado de un platónico hilo.

Sabe la noche.

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  La noche me ofrece su voz escondida, una capa de cautivas fantasías esperando reinar las regiones de mi mente. Adolezco de antiinflamatorios obscenos, que salven mi sangre de letargos de fragilidad que alivien el fuego de un deseo que se advierte estructural. Dormir, no adjunta la vigilia ni esclaviza la sed, versátiles surgen las sirenas en los laberintos del placer con sus sonrisas traviesas en sus dislexias de tinta contaminando el papel. Andan sus vientres desnudos en mi insomnio, impoluto castigo que pesa en mis párpados, pertenezco a la noche que me inventan las ninfas, cuando… buscan los atajos que burlan a los juglares y trenzan blasfemias en las fantasías de sus eriales. Celeste es el pájaro en la fuente de la insidia, desconozco su vuelo en pavoroso ritual de la tentación activa, castrando la noche de sus propias fantasías, licuando las rimas que tal vez nunca lleguen a melodías. Sabe la noche contigo, todavía, compartir el secreto que se alcanza en su fantasía. Imagen: Tom

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Gracias a los que en algun momento de mi caminar me han acompañado por estos senderos.

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