Iluminarnos.
Una llama que ziszaguea
en un continente oscuro,
Iluminarnos en este vacío
tu cuerpo sobre el mío,
el singular espacio
de los ojos cerrados,
la cera que se quema
como nuestros deseos,
todo se hace humo,
la realidad,
la piel
y el pulcro dolor de la monotonía.
Izados tus pezones
como reyes de quietud,
se exaltan al aire
en elocuente elegancia
esperas una flor de muerte,
un pequeño cobijo
que en súbito atrevimiento
disipe el vicio
de ese deseo creciente.
Buscas mi desorden,
el pronóstico de mis sueños
tentándote
en cada susurro de mi boca
que, en el refugio de tus piernas,
se hace volátil lujo
detrás de la estela
de mis caricias,
la espera
pierde su prioridad
cuando los cuerpos tensan
la ansiedad inminente
y cabalgan
en el fulgor de la sangre
que se mueve
en el deseo creciente
buscando el límite del placer.
📷©Eric Wallis – Repose
Poema embriagador,donde la espera es la agonía, del placer que le proporcionará el cabalgar en la cima del deseo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, feliz noche.
Es como la teoría de una muerte anunciada solo que esta muerte es el culmen a un placer supremo, explicado con una poesía que penetra por debajo de la piel.
ResponderEliminarUn beso, Poeta.
La pasión tiene curvas donde uno solo puede ir a morir. Un poema precioso donde la intensidad del deseo se hace presencia.
ResponderEliminarMil besitos con cariño, amigo Poeta.
Amén. Qué bonito Agapxis, un regalo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo poeta.
Hacer el amor es adentrarse un poco en lo que debe ser la muerte, por unos instantes de transición amorosa, entregarnos totalmente a lo que viene, sabiendo que lo que sentiremos será una versión mejorada de lo que creemos tener. Qué misterios que guarda el dulce amor… ¡y la dulce muerte!
ResponderEliminarComo siempre tu poesía, sorprendente, un lujo leerte. Un abrazo para ti querido amigo. Paty
Iluminar el vacío de dos cuerpos y consumir los deseos esfumando la realidad
ResponderEliminarluego da un giro al desenlace de pasión y muerte.
Placer leerle siempre